Os presento a Felisa. Puede parecer indefensa , pero que no os engañe su silueta desvencijada y desvalida, ya os adelanto que tiene carácter ¡¡y mucho!!!.
Para empezar os cuento, que supo llamar mi atención de entre un mar de viejos muebles, cuando al pasar por su lado comenzó a balancearse insistentemente, hasta que le dediqué toda mi atención.
Al agacharme a observarla mas de cerca, me pareció oír en lo que al principio era un susurro pero que acabó en berrido :
-Te estaba esperando.¡¡¡¡ Sacamé de aquiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!
Se supone que soy una mujer centrada, y a mí eso de oír voces de ultratumba no me pasa todos los días, por lo que -con los ojos como platos y los brazos en jarras- me incorporé y miré alrededor buscando un cómplice que hubiera oído lo mismo que yo.
Pero no, allí todo el mundo seguía a lo suyo.
Fue la primera vez que me pregunté seriamente si sería prudente llevarme a Felisa a casa, digo que fue la primera y digo bien, porque desde entonces me lo he repetido en varias ocasiones.
Felisa es celosa, no soporta las canciones de Rosana que oigo a todas horas, mientras me dedico a rejuvenecerla.
También es tímida, no quería que la desnudara del barniz que la cubría, aunque desde que ha visto el resultado no deja de mecerse contenta, lo cual me muestra también su lado mas coqueto.
Me trae de cabeza. No deja de preguntarme el color del que será su nuevo vestido, yo la amenazo con pintarla de negro con calaveras si no calla, ¡pero no!, ella ni se inmuta, y no ceja en el empeño de que su traje sea de colores suaves, y quizás algunas alegres florecillas en sus posaderas.
De momento la voy aguantando, que no es poco, y cuando se pone pesada, subo el volumen de la música -Rosana por supuesto- y adiós muy buenas, o me voy a hacer un café y la dejo sola con sus retahílas.
La verdad es que la quiero. Me gusta verla feliz balanceándose, yo sé que en el fondo no es tan gruñona, supongo que ha estado sola mucho tiempo y eso ha agriado su carácter.
Felisa disimula su tristeza con mal humor. Genio y figura.....
Ya os contaré como acaba el liffting de Felisa, si es que no muero en el intento -no para de llamarme mientras escribo-. Ufffffffffff....
¿Que habré hecho yo para merecer esto?